La sanción fascista impuesta por la Alcaldía ya encontró su fin. Nos deja más cosas positivas de las que pudieron imaginar aquellas mentes “brillantes” que la ingeniaron. En medio de las divisiones y los puntos de vista diferentes de lo que debe o no ser Millonarios, nos deja unos pequeños pasos hacia la unión, hacia la reconstrucción de una generación que se quedó sin referentes deportivos y busco eso en la barra, en la hinchada y cuando no lo tuvo se fracturó.

Ahora que volvemos a tener una nómina que nos enorgullece, nos hemos reconciliado un poco con esa dirigencia que nacimos viendo como el enemigo natural; tenemos que reconocer que Enrique Camacho ha hecho el trabajo más difícil que ha sido construir poco a poco un Millonarios desde sus finanzas, saneando todas esas décadas sin éxito. Paso a paso le construyó una nómina que puede perdurar en el tiempo y un proceso sólido. Es verdad que Millonarios es gigante, pero duro dormido mucho tiempo, Camacho en vez de inyectarle un poco de energía se puso la camiseta para rehabilitarlo, de su mano no hemos dejado de crecer. Podemos restaurar esa relación con nuestra cabeza, querer a esa dirigencia que vino a salvarnos del infierno de los últimos lugares.

Nos deja la unidad tácita de los colores, nos deja ver una muestra física que durante 3 partidos fuimos para el mismo lado demostrando que no podíamos dejar de usar cosas de Millonarios, porque habría que tener quirófano en los filtros para sacarnos a todos el corazón y conseguimos una iniciativa que todos apoyamos con unanimidad. Son los primeros pasos para dejar de vernos como hinchada a través de Comandos Azules, que se encuentra también en un proyecto de reconstrucción, si no vernos por un prisma que dependa menos de las populares. Somos Millonarios y eso no lo define ninguna lateral u otra tribuna, lo podemos definir cada uno poniendo de su parte, teniendo paciencia en los momentos que se antojan inquietantes, no atacar al equipo cuando la fortuna no se encuentra presente en Bogotá.

«Si con la hinchada por un lado y el equipo por otro fuimos campeones en la cara de nuestros clásicos rivales, imaginen que hacemos en estas copas si nos unimos de verdad»

Volvimos a lo fundamental a valorar el fútbol de nuestros jugadores, los hicimos jugar no base de gritos y putazos, si no a punta de darles amor, todos se quisieron ir coreados y en aplausos por eso pusieron más de sus ganas y apostaron más sangre por un poco de ese elixir que solo prueban los ídolos, que no hastía jamás.

Tenemos un técnico que grita los goles como cualquiera en la tribuna, que trata de armar un equipo de que le pelee la Liga y que le pelee la copa internacional porque no negocia el romance con la gallardía. Un capitán que desde atrás se parte todo para que los rivales no lleguen, que pide los penales porque él es la cabeza del grupo quien debe estar en los momentos de tensión que se ha enamorado de estos colores. Jugadores con ganas y amor a los colores, unos que podemos aplaudir no sólo por los huevos que muestran siempre si no por su talento, tenemos la nevera llena.

Solo falta una hinchada que se narra a través de la dirigencia, cuerpo técnico y jugadores que nos sacaron de ese lugar oscuro que es la inestabilidad, que ya trajeron 2 títulos a la vitrina. Cuando todos sintonizamos y saltamos en armonía es cuando los demás tiemblan, porque si con la hinchada por un lado y el equipo por otro fuimos campeones en la cara de nuestros clásicos rivales, imaginen que hacemos en estas copas si nos unimos de verdad.

@Cadosch12