Este texto tiene una finalidad muy concreta: es para que usted, hincha de Millonarios, lo lea en su celular de camino al estadio o en la fila para comprar su boleta, en su oficina cuando los minutos son densos, pesados y lo único que quiere es arrojar la corbata y ponerse esa camiseta azul que es como un abrazo al alma. Es para que se prepare para lo que será una noche intensa, a corazón abierto.

Del clásico de esta noche dependen muchas cosas. El proyecto deportivo en un año que pintaba reluciente para Millonarios, pero se opacó porque entramos en un bache deportivo que es consecuencia de las malas decisiones de la administración. Ahora piense quién siempre ha estado con este equipo y no han sido los presidentes, ni los técnicos, ni los jugadores; solo nosotros sabemos cuánto valor tiene este escudo porque para nosotros no es una etapa en nuestras vidas, es lo que siempre nos acompañado.

Nos acompañó cuando se fue ese abuelo, nos acompañó cuando nos peleamos con nuestra familia, cuando nos rompieron el corazón o nuestra salud no era óptima, siempre un rayo de luz se vio por un resquicio porque el equipo iba a jugar. Tal vez hoy estos jugadores no merecen el amor tan grande que le tiene su gente, pero es cuando más lo necesita. Hay que tomar confianza y ver que hay una hinchada que delira si salen a dejarlo todo.

Hoy sea lo que esta hinchada siempre ha sido: un bálsamo, los que se lamen las heridas, se limpian el polvo y van al frente, cuando ellos cantaban el arroz con huevo, nosotros íbamos a saltar y cantarle a este equipo que no importaba que pasara en ese marcador, nosotros íbamos a estar acá; una hinchada que demostró quererse tanto que aguanto 24 años sin salir campeón y hace mejores fiestas que los que si tenían que celebrar.

Basta hoy con romperse la voz, como antes, como cuando la tabla era algo imposible, como cuando no nos daba pena saltar. Lleve esa bandera que lo acompañó en las eliminaciones y le secó las lágrimas, esa que tiene en la casa y pone en la ventana cuando Millonarios sale campeón, esa en la que se envuelve para agradecer el hecho de vivir una vida teñida de azul.

El amor es así. No sabemos como saldrá, pero hay que ir apostarlo todo, abrirse el corazón y decir: “yo vengo por ti Millonarios porque nunca te voy a dejar solo”. Puede que no salgan bien las cosas, pero estar es importante, la lealtad, de que no me interesa si ganas o pierdes, eso lo vemos después, yo vengo porque te llevo dentro, muy dentro de mí.

Valentina Cadosch

@Cadosch12