Muchas veces me pregunto sobre la verdadera definición de héroe. Son tan arraigadas nuestras creencias que los super poderes son una definición certera pero inocua sobre lo que verdaderamente puede ser. Y hoy me di cuenta de que envidio algo. El poder que tienen los jugadores de Millonarios. Y por poder me refiero a esa capacidad de jugar al fútbol a nivel profesional. Desde niño he sido apasionado por el fútbol, probé en algunas escuelas de fútbol, pero tal vez la falta de juicio y la dureza del mundo de ese deporte me alejaron del sueño de ser profesional.

Y lo soñaba porque quería ver el estadio El Campín lleno, con banderas y cánticos, y de manera ilusa quería que algún día la tribuna coreara mi nombre. Pero, no se dio y es evidente que hoy vivo el fútbol de otra manera, como hincha, como periodista, como amigo y como un aficionado que juega con sus amigos para hacer más llevaderas nuestras frustraciones futboleras.

Crecí con mis grandes heroínas, mi mamá, mi abuelita, que levantaron la familia y su energía sigue vigente hasta el día de hoy. Su super poder es muy sencillo. Me enseñaron a amar, en todos los sentidos, y amar es un poder que a veces queremos embolatar por hacerle caso a la razón. Y la familia me enseñó otro poder, la unión, que se necesita en momentos difíciles, que renueva la fe para salir adelante en momentos en que el alma parece herida.

Y si nos ponemos a pensar, todo eso es Millonarios. Muchos que estamos en la tribuna envidiamos a esos héroes que sí cumplieron su sueño de jugar de manera profesional y llegaron al equipo más histórico del fútbol colombiano. Les pedimos que corran, que luchen, que sientan la camiseta como tal vez muchos lo haríamos si estuviéramos en la cancha.

Por eso, el amor se renueva. Con golpes duros, que calan en el alma, pero está ahí, sin oír la razón y dejándose llevar por el corazón. Y nuestro amor es grande, tan grande como esta hinchada llena de fe, que ha superado momentos difíciles y ha creído y se ha unido en los momentos que más lo necesitábamos. Acudamos a nuestro poder en el amor, a nuestra fe, a nuestra unión y a la convicción de que necesitamos de todos para lograr el objetivo: ser campeones una vez más.

Jugadores de Millos, confíen en ese poder que tienen, más que nunca, porque ustedes representan a muchos que queremos estar en la cancha, pero por azares de la vida estaremos desde la tribuna con nuestra garganta como recurso para alentarlos y recordarles que también tienen el poder de hacer feliz a esta gran hinchada.

Ganen. Por la hinchada, por los amigos, por mi abuelito, por mi abuelita, por nuestras familias y sobre todo POR USTEDES.

Gustavo Caraballo

@Padrinogacm