Entiendo que hay mucha incertidumbre. Entiendo que hay mucha inseguridad y que el mensaje que da el equipo cuando juega no nos convence. Eso, amigos azules, lo entiendo con todo el corazón, pero lo que no puedo compartir es esa frialdad que parece que se nos ha pegado de cierta manera y parece difícil de quitar.

No sé si las generaciones han cambiado, si hay nuevas lógicas de amar y sentir, no sé en sí qué ha cambiado.  No me gusta recordar el pasado como algo mejor, lo que sí es claro es que, de este, debemos aprender para lo que queremos a futuro.

Como generación sufrimos tal vez las peores épocas: 24 años sin acariciar una estrella, viendo cómo jugadores nefastos y directivos corruptos acababan con aquello que consideramos sagrado: nuestro escudo.

Pero estábamos nosotros. Aprendimos a amar, a sentir, a querer, a disfrutar ese mariposeo “cada vez que Millos va a la cancha”. Debo aceptar que uno pasa por épocas para amar. Siempre he sido un defensor de que la gente tiene derecho a cambiar y a redescubrirse en su manera de sentir y hacer las cosas; a mí me pasó. Tuve un momento en que redescubrí mi amor por Millos, el cual ahora es más grande que antes.

Pero volvamos a lo clave. Recordemos. ¿Alguna vez picó papel? ¿Alguna vez llevó un ‘trapo’? ¿Cantó? ¿Saltó porque el que no salta es una ‘puta cardenal’? Nuestro mayor orgullo durante esa sequía espantosa fuimos nosotros mismos porque, a pesar de los resultados nefastos, éramos capaces de encender una chispa y hacerles sentir a jugadores y demás lo que es el amor por Millonarios.

La fiesta debe volver, claro que sí; pero para que vuelva con toda, debe volver a nuestras a almas, a nuestros corazones. Debemos redescubrir ese amor, entender ese cosquilleo y sentir la alegría de un niño que va por primera vez al estadio.

No cuestiono lo que los dueños hacen, por una sencilla razón, amigos: como todo en la vida, ellos son pasajeros, en cambio nuestro amor seguirá. Los invito a que se redescubran… a veces los amores más puros lo necesitan.

Entiendo que la relación de los dueños con la hinchada es funesta, pero es muy diferente la relación hincha-amor. No dejemos que esa imposición directiva nos invada y volvamos a la esencia, al canto y la alegría. Prometimos estar y estaremos porque somos hinchas de Millonarios por encima del tiempo, de los dueños o de los jugadores.

¿Estamos dispuestos a ser la caldera de antes? ¿Qué está dispuesto a hacer usted para esto?

Gustavo Caraballlo

@Padrinogacm