La eliminación se cocinó durante varias semanas, Millonarios no aprovecho lo que tuvo, no fue contundente cuando debió salir a «matar» a su rival, no tuvo visión en varios frentes. No se previó que el equipo campeón iba a caer inevitablemente de nivel, a pesar que refuerzos que sí llegaron, pero al final solo funcionaron un par. Al resto aun falta verlos y no se entiende como se traen jugadores para que lleguen de vacaciones a Bogotá.

Un Millonarios en caos fue el que se vio este primer semestre, con la ausencia de Russo en el banco. Cuando volvió, ya entro herido a la disputa y, aunque le pudo alcanzar, no es para que el equipo campeón este apretando por un punto. Millonarios dejó la clasificación para el partido más complicado que tenía, cuando tuvo tanto equipo chico de local, cuando perdió con Leones, y ni siquiera saco ni un empate de Ibagué; del Millonarios que fue excelente visitante no quedo nada.

El esquema de los extremos se desmoronó y no tuvimos un plan B frente al horrible nivel que atraviesa Quiñones y la salida apresurada de Mosquera. Para el segundo semestre desde ya hay que pensar en dos extremos de calidad, que hagan de nuevo funcionar lo que hacia letal a Millonarios: las bandas. Pero unos que sí vengan a jugar y no que vengan de paseo a Bogotá para poner a los mismos.

A Ovelar, López, Ayala, los trajimos a vacaciones pagas. El caso Ovelar es algo que uno no entiende, el jugador que con dos genialidades le concede el titulo de superliga a Millonarios es sentando por dos juveniles, su nivel debe estar entonces por el subsuelo. Hay que traerle un compañero a Del Valle, no le llegan los balones y baja mucho a la mitad, lo cual siempre pagamos caro. Se necesita urgente un verdadero jugador que meta pase goles.

La directiva hizo su trabajo, trajo dos títulos a casa, pero no puede parar allí.  Nos falta verdadera visión, ya le apostamos a un equipo canterano, ahora hay que ir por las figuras. Darlo todo por clasificarnos a octavos de Libertadores e ir por jugadores que la peleen, el titulo de diciembre comienza a ser una obligación desde ya, porque hay que ganar mínimo un título cada año. Tenemos un buena base, un gran técnico, démosle combustible para llegar más lejos ¡hay que atrevernos carajo!.

Esto no es señal que somos los peores, es señal de un equipo que perdió su equilibrio y lo que lo hacia ser él, pero se puede recomponer y pensar en algo aun más grande que el torneo local; obligatorio quedarnos en competencia internacional, llegar a octavos de Conmebol Libertadores o a Copa Suramericana.

Lo único que queda es levantarnos de este duro momento. Fue doloroso caer y más como lo hicimos, no dejamos la vida en la cancha y eso es lo que más duele. Caímos con desidia y un pésimo juego, pero acá estaremos otra vez para dejar la garganta.

Volveremos otra vez…