La vida es un proceso constante, es una continua transformación en el tiempo. Algunos se dedican a trabajar los procesos, a sacar resultados de cada cambio, de cada giro, de cada oportunidad. Otros, por el contrario, se dedican a contemplar lo que cada proceso entrega sin involucrarse demasiado en lo que haya que trabajar.

Millonarios es un equipo que siempre ve su nombre al lado de palabras como grandeza, jerarquía, trayectoria y honor. Y dejémonos de mentiras, eso no nos lo ganamos gratis (y digo “nos” porque como hinchada también tenemos nuestro proceso). A través de la historia Millonarios, como todo y todos, ha tenido sus altos y sus bajos. El equipo se ha enfrentado a un sin número de retos y desafíos de los cuales no siempre ha salido victorioso, pero cuyas victorias nos han colocado en un lugar privilegiado como equipo, como institución y como hinchada. Siempre hemos creído en los procesos. En los procesos deportivos, en los procesos de los jugadores, en los procesos de la institución, en los procesos de los hinchas y en los procesos del club.

Muchas veces nos ha tocado mordernos la lengua, hacer de tripas corazón y sentir un inmenso dolor cuando nuestra credibilidad se ve traicionada con alguna derrota o con alguna noticia inesperada. Muchas veces nos ha tocado resignarnos a ver como se derrumban las ilusiones como un castillo de naipes y sin embargo, volvemos a creer.

Todo nuevo comienzo tiene su magia, todo cambio trae aportes importantes. ¿Por qué cuando salimos victoriosos nos jactamos del proceso en el cual creímos, pero cuando llega una derrota nos llenamos de resignación y culpamos al proceso? A veces nos gusta solo celebrar y no asumimos la responsabilidad de haber creído en un proceso que no sale como esperábamos. Yo los invito a recoger con cuchara el optimismo que nos quede y seguir creyendo, porque el éxito de un proceso también depende de qué tanto creamos en que es posible y porque, a fin de cuentas, llevamos 4 fechas.

¿Importantes? Si. ¿Que debimos haberlas aprovechado? Si. ¿Qué eran la base que esperábamos para tener un desarrollo de semestre más tranquilo? También. Ahora, este amor nunca fue ni será para cobardes y no hay nada más cierto que para ser hincha de Millonarios hay que forjar el carácter. Entiendo, desde la rabia y la impotencia, que siempre quisiéramos festejar, que a Millonarios queremos verlo siempre de primero. Entiendo también que nos ha tocado un año y 2 meses de rabias, decepciones e incertidumbre, que sentimos que se desperdicia cada avance que se pueda dar. Y, sin embargo, sólo quiero entender el proceso Gamero y confiar en él, a ojo cerrado, con el corazón en las manos y el alma llena de ilusión. No quiero imaginarme sintiendo eso que dicen los que ya se están rindiendo o los que ya se les acabaron las razones para creer.

Yo creo en Millonarios como creo en la gente que realmente lo ama. Creo en Millonarios como he creído siempre en su historia y en su grandeza. Creo en Millonarios como cada persona que me entiende y va al Campín a cantar a grito herido cuanto amamos esto. Y creo en Gamero, como creo en Duque, en Silva, en Vargas, en Wuilker, en los que llegan, en los que quieren estar, en los que salen a la cancha a hacer su trabajo.

¡Esto es Millonarios!

@LauraGuaqueta