Tuve la oportunidad de compartir con mis primos hace poco, ellos viven en el exterior. A pesar de haber sido encuentros cortos, fueron bastante emotivos y suficientes para recargar el alma.

Todos cercanos a los 30 años, recordábamos el paso de la vida, los problemas, pero sobre todo los momentos felices que han marcado a nuestra familia. Recuerdo algunas palabras de mi prima “verlos es una recarga, es la fuerza para seguir adelante”. Bueno, no sé si esas fueron sus palabras exactas porque estábamos alicorados, pero todo quedó fundido en el más noble de los gestos; lágrimas en un abrazo.

Mis primos no son solo mis primos, son mis amigos, confidentes, me recuerdan día a día la importancia de crear una familia en la cual no solo te una la sangre, te una la vida misma y las ganas de salir adelante.

Hace mucho, debo confesar que no sentía un abrazo tan poderoso. Y recordé lo importante que pueden llegar a ser. Desatan una fuerza incontenible, liberan tu alma y fortalecen tus brazos. Eso para mí es un abrazo. Mis primos volvieron a los países donde luchan por salir adelante, yo me quedé acá recordando por qué los quiero tanto.

Pero la distancia no es impedimento. Recordé todo esto cuando vi una foto casual de los jugadores de Millonarios. Vi un grupo unido, sonrisas y metas claras, vi un Millonarios que ha construido un lazo familiar, vi unos amigos con ganas de ganar títulos y quedar en la historia.

Por eso me gusta verlos fundidos en abrazos cuando celebran goles, porque me recuerdan que tienen el mismo objetivo y si lo hacen todos hacia el mismo lado lo van a lograr. Millos parece más unido que su hinchada, esa que se hizo gloriosa en las buenas y en las malas. He pensado en las razones de esta desunión y no las encuentro, pero es un fenómeno evidente domingo a domingo.

Retornen a sus memorias, recuerden lo malo y lo bueno, pero sobre todo recuerden esos abrazos que dieron en los momentos más tristes de Millos en los últimos años y sentirán esa fuerza, ese amor que nos hizo embajadores y nos llevó a dar el mejor de todos al gritar: ¡campeón! Vamos todos al mismo lado. Construimos una familia, nos une el amor a una camiseta.

Tristemente se nos olvida lo que hemos logrado juntos, ¿recuerdan el partido con Independiente, cuando cantábamos al unísono o la presión a América en 2017-1 que se fueron goleados? ¿A quién abrazaron cuando cantaron esos goles? Qué grata coincidencia. Yo había abrazado a mis primos para celebrar esos goles, los mismos primos del exterior que abracé hace poco mientras rememorábamos el paso de la vida.

PD: Que alguien le diga al secretario de Seguridad de Bogotá, que el Gobierno no acabó el conflicto con las Farc pidiéndoles que dejaran de usar prendas del Ejército.

Gustavo Caraballo

@padrinogacm